miércoles, 30 de marzo de 2011

Donde quiera que estés

Donde quiera que estés te gustará saber que tu cuerpo delgado como hilo sigue gustándome igual que siempre
Que tus cabellos son el delirio de mis ojos
Que tus ojos huidizos se me resbalan por el cuerpo hasta el alma
Que ya no hay noche y día sin ti, sino una inmensa agonía de minutos suicidas
Donde quiera que estés disfrutarás saber que me pierdo en el poco espacio de tus caderas y me detengo en las cordilleras de tus pestañas sombrías
Donde quiera que estés te acordarás de este tipo flaco y extraño que se entretiene acariciando un libro cuyas páginas blancas y sensibles les recuerdan tu piel
Donde quiera que estés recordarás los poemas escritos que  ignoraron tus ojos negros que no me quisieron reflejar.

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