domingo, 4 de diciembre de 2011

Es Navidad


Llegó diciembre, y con él ese olor a soledad, agonía insoportable  que desprende la carne de los huesos, y la cuelga de cualquier falda.
Esta brisa fría y azarosa que arrastra desde un Norte invasor, miseria y tristeza.
Ya es diciembre, y no hay quien se escape de Santa Claus, los Reyes Magos, los aguinaldos y esos villancicos, compuestos, no se sabe si para revivir el espíritu de la Navidad, o para sepultar el ánimo junto con el año. Tampoco nos escapamos de la vieja Belén, que nunca llega, de los cuentos infantiles, de las campanas estruendosas, de los pesebres y los borriquitos, de los arbolitos, ya casi desaparecidos, y de esos mil disparates que antes duraban un siglo para llegar, y ahora vienen sin aviso.

Pero ya está aquí, y no podemos hacer nada, así que a cantar “Noche de paz…”, aunque dentro de nosotros se esté peleando el Armagedón; a comer dulces, regalados por corazones amargos, que a fin de año se hacen  más hipócritas; a matar el pavo y el cerdo, únicos perjudicados con esta fiesta; a comer desmedidamente, que ahí viene enero con otro año de hambre; a jugar “el angelito” con los mil demonios.
Vamos a ver si por fin deja Fernandito de incitar a que violen el octavo mandamiento con ese merengue del “Pato Robao” que no se comen, y a ver si a Juanita le da la gana de venir por enésima vez.
“A las arandelas, a las arandelas…” ¿de cuál corazón?, si todo el mundo aquí está harto de tanta vaina. De un 4 o 5% ilusorio, de la trilogía política, de que la policía ande cargando drogas como presos, y ahora para remate del avión robado…, pero dejemos eso, que es Navidad, y tenemos que celebrar el Divino Nacimiento. Ya es hora de que aparezca el Cardenal en misa, de que el Presidente hable, de que el doble sueldo se entregue tarde, igual que todos los años, si es que lo dan …, pero estamos en tiempo de paz y tiempo de amor ,y “todo duerme en derredor”…Este año no hay para poner bombillos en las calles ni en las casas, pero igual sabemos que es Navidad, porque este frío que no se tapa, por la falta de dinero para ropa, no deja de recordárnoslo. Vamos a celebrar, que ahorita llega el 24 y se termina esta vaina. No sabemos si habrá para cena o si se acabará todo en el 2012, pero es Navidad, y después de haber esperado un año, no la vamos a echar a perder con  espíritu pesimista.

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