martes, 27 de septiembre de 2011

Mi amada


Mi amada reposa como una cabrita
A la sombra de un álamo, no se irrita
De este vergel es la princesa, está risueña
La vida salta por sus venas, le ríe coqueta
La tira, abraza, retoza, pues hace su apuesta
Con la felicidad infantil con que ahora sueña

Recoge las flores que juegan al viento
Exhala su olor mediante su aliento
Cual una abejita se posa en las flores
Y procura polen para dar dulzura
Y hacer prosperar la agricultura
Que esperan con ansia los trabajadores

Mi amada es el sol, la fuente de agua
Mi historia, presente y senda antigua
Es una leona que busca su caza
Que sale en la noche, deja la guarida
Sus garras producen infernal herida
Si en su cacería con ellas te abraza

Mi amada es inquieta, no guarda reposo
No quiere marido, no piensa en esposo
No escucha mi canto, no lee este verso
Anda por las cumbres con los ruiseñores
Poblando las copas de viejos amores
Que dieron sus vidas por el universo

Mi amada no sabe que muero por ella
Que es mi lucero, mi guía, mi estrella
Mi mar, mi marea, mi viento y velero
Que duermo tranquilo mirando su cielo
Cuyo único nublado lo forma su pelo
Quien le quita el rumbo a este marinero

Si ella entendiera que es mi alegría
Mi año, mi mes, mi semana y día
Vendría a buscarme en la primavera
Y me libraría de andar por los mundos
Perdiendo las horas, minutos y segundos
Que el tiempo ha guardado en mi relojera

Mi amada se fue, no quiso oír
Agitó sus alas, echó a huir
Pues era paloma que no tuvo nido
Que vino a mi arca trayendo el olivo
Y al no hallar en ella mayor atractivo
Rechazó la mano a la que había venido

Ahora reposa en tierra sedienta
De pueblo sangriento, de idea violenta
Allí la multiforme se siente segura
En esas bondades por él ofrecidas
Mientras que tramaban así homicidas
A mi corderita darle sepultura

Dormía una tarde tranquila su siesta
Los hombres borrachos estaban de fiesta
El licor traiciona y nubla la mente
Insita el odio, codicia el dolor
Estampa en rostro su único color;
El rojo fatal de la sangre hirviente

Al verla el mal no sabía qué era
Semejante hermosura nadie la espera
¿Sería una virgen o una doncella,
O tal vez un ave de esas fabulosas
O una mujer formada de rosas
Para opacar alguna estrella?


Ni tanta belleza detiene su mente macabra
Y saca del bolso su cuerno de cabra
Lo toma en su mano con corazón yerto
Y profana el templo y su santo altar
De donde la vida corre a escapar
Dejando su estuche en el piso muerto

Así terminó la historia del sueño
De la amada libre que no quiso dueño…
Cuando el joven supo la ingrata noticia
Corrió a buscarla, la trajo a su tierra,
La baña llorando, llorando la entierra
Pidiéndole al cielo que haga justicia

Y escribió en su lápida con letras de oro
Lo que algunos leían con amargo lloro
 “adiós mi querida, eterna viajera
Jamás comprendiste lo que te extrañé
Ni todas las noches que contigo soñé
Cuando la soledad fue mi compañera

Espero que ahora al esperar al Padre
Y que la sepultura te abraza como madre
El temporal descanso te lleve a tener
Aquellos momentos que nunca tuvimos
Donde los culpables solo tú y yo fuimos
Por negarme a ser hombre y tu una mujer”.

1 comentario:

el poeta dijo...

gran poema ... excelente