martes, 8 de mayo de 2012

Como manda la ley


“Esto es una feria como manda la ley”, comentaba ayer el joven escritor Francis Santos, mientras se tomaba un café y compartía con algunos compañeros de oficio, en el Café Bohemio de la Feria del Libro.
Sentados en una mesa redonda donde un trio de vasos, unos libros, dos laptops y una canción de fondo, interpretada en vivo por un señor de barriga amplia y canas abundantes, servían a los escritores para festejar el último día de la actividad literaria.  
Con la mirada perdida en el mar de gentes, que a esa hora agitaba el lugar, Vicente Pichardo, otro joven escritor que lo acompaña, contesta, como si apenas hubiera escuchado la afirmación, “Se fajó el Ministro”
Había llegado de sopetón, para robarle parte de estas cosas, así que vacilo un poco antes de aterrizar en lo que ha afirmado Pichardo.
Después de algunos minutos sé que se refiere a José Rafael Lantigua,  Ministro de Cultura, pero cuando caigo en la cuenta conversan sobre otra cosa.
Para encajar en el ambiente pido un refresco a una de las alegres jovencitas que con camisetas verde esperanza pasean sus rostros frescos y sonrisas alegres entre la multitud.
Entonces disparo sin rodeos a los literatos  
¿Qué ha sido para ustedes este año la Feria del Libro?
Francis me mira detrás de sus lentes, antes de contestarme, como si no entendiera la pregunta. Luego se remueve en la pequeña silla y contesta
Desde que conocemos la Feria esta ha sido la más interactiva que hemos visto. Por varias razones; primero la juventud  tuvo en ella una destacada participación, se introdujeron más culturas, pues en vez de un país, los invitados fueron siete, por lo que conocimos más, pero no solo eso. Si te fijas en algunos casos, como el bulevar de la Escuela de Bellas Artes, cada día ahí se presentaron decenas de jóvenes haciendo gala de sus dotes artísticas. Otros casos podrían verse en el espacio joven, el Instituto Dominicano de Aviación Civil y el Ministerio de las Fuerzas Armadas. Eso por citar algunas cosas. En cuanto a los jóvenes escritores me imagino que conoces el concurso de cuento joven de la Feria, también este año se agregó el del periodista joven y una cantidad extraordinaria de museos, muestras fotográficas y literarias.
Concluida la declaración del escritor, que en años anteriores ha sido ganador del concurso de cuentos mencionado, doy un sorbo al café, ahora frío, que minutos antes me había servido la encantadora chica.
Pichardo como única declaración se limita a afirmar con la cabeza.
Me despido de los jóvenes para dirigirme al pabellón del Escritor Dominicano, donde me invita a pasar con una amplia sonrisa la foto en la entrada del coordinador, Valentín Amaro. Precisamente a donde él me dirijo. Pregunto a una de las chicas, no menos servicial y encantadora que las anteriores, y me mandan a pasar al salón de conferencias. Detrás de una mesa de mantel blanco y un florero llamativo Amaro me extiende su mano blanca y corta y me manda sentar. Le hago solo una pregunta.
Para usted ¿Cual ha sido la diferencia entre esta Feria y las pasadas?
Como si ya hubiera respondido a esta pregunta incontables veces responde, tranquilo.
“La diferencia es extraordinaria. Y aunque en este pabellón la venta ha sido un 5% menos que el año pasado, a nivel general la Feria ha superado con mucho las versiones”.
Me despido de Amaro, con una sonrisa y camino por las callecitas atiborradas de gentes y me decepciono a ver que la mayoría se entretiene en cualquier cosa menos en las estanterías donde los libros parecen suplicar que los lean. 

No hay comentarios: