miércoles, 23 de enero de 2013

Vakeró, por lo pronto somos 10, 000, 000 de personas pisoteadas



A diez millones de seres humanos nos cortaron los derechos en tus cabellos. Sí, y eso que sólo cuento a los pocos que en pleno siglo XXI seguimos enjaulados en este patio indescubierto.

Que poco sabemos de integridad. ¿Quién condenará ahora a la “justicia”? ¿Habrá alguien que dicte sentencia contra tal aberración?

La navaja que debía cortar gargantas embusteras violó tu creencia. Lo que no vemos en esto es que en tu lugar podríamos estar cualquiera de nosotros  y que en la cárcel nos harían lo que a ellos les diera la gana y nadie sabría nada.

Te humillaron no por cumplir la ley, sino para demostrar que tienen el poder. Un poder tan  hediondo que hiere.

¿Por qué te llevaron a San Pedro? ¿Najayo y los demás recintos habían sido extirpados de sus conciencias?

Me duele tu condena, no la física, sino la espiritual. Todavía no hemos podido librarnos del pasado. El dolor tuyo es el de la humanidad.
Diez mil millones de poemas muertos, pisoteados. Arrancados del árbol del deseo.
No conozco tu música, pero toco la fibra de tu corazón (ahogado por el abuso de poder). Herencia del trujillismo. ¿Quién dijo que para estar preso hay que tener la cabeza rapada? ¿En cuántos países pasa eso?
Es increíble, sigues ahí  y tus hechos y rostro recorren los países y bocas.
No hay por qué pedir justicia a quienes desconocen tal palabra.  No te considero inocente de lo que se te acusa, ni de eso se trata, pues a pesar de todo también tienes derecho a equivocarte. Ahora enmienda tus fracasos.
A lo que me refiero es a que nadie podía traspasar la cortina de tu conciencia. No hay razón para violarte tu integridad. Así como tampoco puedes violar la de nadie. Somos libres, aun dentro de una celda. Seres humanos capaces de decidir lo que queremos.
Sólo me detuve un momento ahora te dejo, debo seguir persiguiendo injusticias. 

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