La exageración de atractivos y diversiones que cada año trae
la Feria Internacional del Libro Santo Domingo… envés de hacerla más atractiva
desvirtúa el concepto por el cual surgió.
O ¿No es cierto que el motivo de la Feria del Libro es
promover el libro y que sobre todo los niños y adolescentes se interesen por la
lectura?
Pararse en cualquiera de las salidas de La Plaza de la
Cultura y hacer un análisis al ojo por ciento, como bien estilamos los
dominicanos, de cuantas personas salen con libros, es algo que desmoraliza.
A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Cultura y otras
editoras nacionales por vender libros desde 5 pesos la gente sigue más
interesada en ir a la Feria a comer y ver disparates que a comprar un libro.
¿Cuántos años más necesitamos para darnos cuenta que lo que
nos está consumiendo como pueblo es la falta de conocimiento? ¿Qué un país no
puede salir de la miseria si no ha dejado primero el atraso mental? ¿Qué las
personas inteligentes; los buenos doctor@s, abogad@s, licenciado@, comunicador@s...,
no caen del cielo o de una mata, pero que sí vienen del país de izquierda? O como
bien acostumbramos a decir se hacen “tirando páginas pa’ la izquierda”.
Es lamentable que siendo esta la XVI versión de la Feria
Internacional del Libro todavía no hayamos podido inculcar en las mentes
volátiles, de los que preferimos seguir siendo gobernados por unos cuantos, que
la única manera de lograr la libertad señalada por Duarte es saliendo de la
ignorancia.
No se puede preciar de libre un país donde sus habitantes no
tengan la capacidad de discernir entre su mano derecha y la izquierda.
Si todavía los dominicanos no somos capaces de perseguir el
conocimiento con el mismo interés que vamos tras la comida es porque no hemos
entendido que en él radica nuestra libertad.
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