Es propicia la
ocasión para hacer un aclarando. El lunes o martes, nunca recuerdo con
exactitud, recibí una llamada de mi amiga Niurca Herrera, para preguntarme que
quienes eran los miembros de mi plancha. Pregunta surgida por un comentario
puesto en este grupo en una foto.
A lo que
respondí que no, que sólo bromeaba cuando hice el comentario. Que por razones
que más adelante detallaré me había tenido que ausentar este año de las
reuniones ordinarias del grupo literario.
Sé que el equipo
donde está Niurca es de calidad y con cualidades suficientes para desempeñar el
cargo al que aspira y más, pero como ya dije me gusta la democracia, que tengamos la opción de elegir. Si esto no
pasa tiendo a sentirme frustrado.
Ahora bien,
escribo estas líneas porque me sentí terriblemente aludido con el comentario
dejado en este espacio por el Coordinador Nacional de Talleres Literarios, el
señor Eulogio Javier (“sólo quiero recordarles que para mantener la
calidad que hasta ahora tenemos, es necesario que las personas que aspiren a
coordinar el Taller sepan que la fidelidad, la dedicación, la puntualidad y la
asistencia constante son elementos ineludibles a la hora de formar un plancha
con mirras a la coordidación”),
que bien, haciendo honor a su cargo o velando con excesivo cuidado se olvidó
tomar en cuenta lo siguiente:
¿Qué es un
miembro activo de un taller literario?
¿Es un miembro
que esté todos los viernes asiste a las reuniones, pero que no desempeña
ninguna función o es una persona que aunque alejada temporalmente, por razones
ajenas a su voluntad y que muy bien
deberían conocer se ha mantenido presentes en todas las reuniones y actividades
celebradas por el taller en horario que no le afecten a la beca estudiantil que
recibió por un año?
Recuerdo que en
el presente año estuve en todas las actividades literarias del Taller fuera del
horario protocolar en que nos reunimos. Si lo han olvidado bastan las fotos de
Santiago, San Francisco, San Pedro, las reuniones sociales donde Salvador,
Niurca, las correcciones a los cuentos de Francisca, en el Club de Profesores
de la UASD, puesta en circulación del libro de Niurca, y por si les resulta
poco, me arriesgué a perder un día de clases para llevar a una de las reuniones
del taller al escritor Roberto Marcallé, compañía que todos disfrutamos.
Sigo insistiendo
¿es un miembro ausente del taller quién ha recomendado durante el año más de
cinco personas, algunos de las cuales ahora son miembros activos? ¿o el que
preocupado porque alguien no tome nuestro nombre en la red Twitter crea una
cuenta para el grupo y se la da a la directiva y ayuda a mantenerla activa?
¿Puede ser un
miembro ausente del taller el que se atreve a tomar una beca de English por
Inmersión para tratar de llevar sus textos y la mejor antología que se haga de
nosotros a las imprentas del Norte? No digo que otra persona no pudiera hacer
esto, pero nadie se preocuparía más por la fidelidad de las traducciones que
alguien que conozca bien el idioma original y el ambiente narrativo e incluso
las técnicas manejadas en la escritura.
¿Es un miembro
alejado el que después de haberse pasado un día entero en los ajetreos de la
graduación final se atreve a llegar al Taller a las siete, aun llevando la ropa
formal que usó durante todo el día?
Por lo ya citado
habré perdido mi facultad de a la candidatura del espacio, pero jamás mi
derecho a réplica.
Si alguien se
atrevió a leer la carta que dirigí al principio de año, cuando inicié el
programa English de Inmersión, al Coordinador se dio cuenta de que tanto amo el
espacio. Si nunca lo hicieron, por no
tener tiempo o por falta de interés, les dejo el link para que lo hagan:
“Cerrando
caminos no se hace futuro”
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